TALLER DE ALABANZA

TALLER DE ALABANZA

Nosotros como cristianos vivimos en general 3 tipos de oraciones, la primera y es como todos empezamos es la de petición, desde pequeños con el ángel de la guarda, y otras oraciones nos enfocamos a la petición, lo cual no es malo al contrario Jesús en su misma palabra nos invita a pedir  : “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá” (Mt 7,7), lo malo es vivir pidiendo, y transformar nuestra oración en solo un listado de petición, pero hay una oración mas perfecta que el pedir, y es dar gracias y como dice san Pablo, debemos aprender a dar gracias en todo y por todo, San Pablo nos lo enseña tanto por lo recibido, como también por lo que no “Estén siempre alegres. Oren sin cesar. Den gracias a Dios en toda ocasión: esto es lo que Dios quiere de ustedes” (1º Tes 5, 16-18). Jesús mismo, con su oración nos enseñó a dar gracias. Frente a la tumba de Lázaro mandó quitar la piedra y levantando los ojos al cielo dijo: “Padre, te doy gracias porque me has escuchado; yo sé que siempre me escuchas” (Jn 11,41-42).

Pero mas aun una oración mas perfecta es la de alabanza, donde nos dirigimos a dios no por algo de nosotros, sino por lo que el es, en las gracias y peticiones es por algo propio tanto por una necesidad y por un favor concedido.

QUE ES LA ALABANZA

Desde los comienzos la alabanza va relacionada con ruido con estrépito, y de hecho TERUWA que significa alabanza… significa "hendir los tímpanos con un gran ruido".

Bíblicamente la primera vez que hace mención es en la conquista de Canaán, y se utilizaba como grito de guerra contra el enemigo.

La alabanza no es una suplica insegura, sino mas bien un grito seguro de que dios es con nosotros, de que todo lo podemos en aquel que nos fortalece…y declarar con vos segura de que el es dios, todo poderoso, el señor de señores, rey de reyes, ese es nuestro dios, y nuestra alabanza es una canto de amor, de jubilo a dios por lo que el es, y una confirmación, agradeciendo por anticipado la victoria.

Nuestro pueblo, esta comunidad y todo cristiano debe ser un cristiano de alabanza "Dichoso el pueblo que conoce el grito de aclamación" (Sal.89, 16).

Podemos ver un ejemplo claro del poder de la alabanza y es en la caida de los muros de Jericó (Jos. 6,5), donde el pueblo rodea las murallas, y estas caen por el poder de la alabanzas.

Es por esto que debemos seguir el llamado de dios “Hagan oír bien alto su alabanza” (Sal 66,8).

EL PODER DE LA ALBANZA

La alabanza tiene un gran poder, y en nuestra lucha diaria si somos de alabanza así como cuando Israel alababa, sus enemigos huían, así nuestros enemigos huirán, por que con la alabanza ya estamos declarando la victoria de dios sobre todos nuestros enemigos.

Como cuando cantamos el salmo 22, Dios habita en la alabanza, y tambien respondemos un llamado del mismo Dios “El pueblo que yo he formado cantará mis alabanzas” (Is 43.21).

Uno de los ejemplos mas explícitos del poder de la alabanza es la experiencia de San Pablo y Silas en Hech 16,19-31 donde son apresados y luego liberados, da una gran confianza en lo que la alabanza es capaz de conseguir y cómo el Señor actúa en la alabanza, en especial, cuando el peso de los sucesos diarios te encarcelan. La alabanza se manifestó en ellos con poder: “De repente vino una sacudida tan violenta que temblaron los cimientos de la cárcel, las puertas se abrieron de golpe y a todos se les soltaron las cadenas”. Es decir, he aquí cómo se manifiesta el poder de la alabanza:

El principal efecto que se atribuye a este grito de alabanza es la liberación del pueblo oprimido. "Cuando ya estén en su tierra y partan para el combate contra un enemigo que los oprime, tocarán las trompetas a clamoreo, así se acordará Yahvé, vuestro Dios, de ustedes, y serán liberados de sus enemigos" (Núm. 10,9)

• LA ALABANZA HACE TEMBLAR LOS CIMIENTOS.

La cárcel de San Pablo estaba en una montaña, donde sus cimiento era la roca de la montaña, ósea que el poder de la alabanza hizo temblar los cimientos de la montaña, acaso mis problemas o dificultades o yo mismo, mis cimientos son mas grandes que los de una montaña. Dios por medio de la alabanza puede mover nuestros cimientos “Cree en el Señor Jesús y os salvaréis tú y tu familia”.

     

• LAS PUERTAS SE ABRIERON  DE GOLPE

La alabanza abre puerta, la prisión donde estaba san Pablo abrió sus puertas por el poder de la alabanza. En nuestro día a día, en las dificultades, la alabanza con poder puede abrir las puerta que creemos cerradas Seguro es que el Señor está de nuestro lado y que la alabanza a El tiene poder para derribar las puertas. Si la alabanza abre la puerta, es porque nuestra fe, expresada por la alabanza, lo ha logrado.

• Y A TODOS SE LE SOLTARON LAS CADENAS: CAMINO DE SANACION

La alabanza tiene un poder liberador y sanador, cuando corta nuestras cadenas, nuestras vidas son libres, pero debemos aprender a ser fieles, para mantenernos libre, sin dudar, dejándose llevar de la mano del Señor, siguiendo el camino que Jesús ha mostrado como el Señor y centro de nuestra vida, lo que permite que la alabanza fluya en forma espontánea. La alabanza es una oración, un grito de guerra que no te hace indiferente con la realidad que te rodea y que te invita a luchar.

COMO DEBEMOS ALABAR

Debemos alabar seguros confiados, ya gritando con el corazón plenamente abierto la victoria de dios, cuando alabamos, cuando gritamos de alabanza, gustamos de las cosas de Dios, el se manifiesta con poder, y las cosas maravillosas suceden. Dios quiere escuchar nuestro grito de alabanza, de jubilo, que en si parte del mismo dios y que remueve, a través del Espíritu Santo, el espíritu del hombre para dicha aclamación. Para que la alabanza de su fruto debemos invocar con fuerza al Espíritu Santo. Ese debe ser el destino final de la alabanza. Este es el camino para emprender nuestra sanación interior.

"Donde hallar la fuerza para glorificarlo? Él es más grande sobre todas sus obras. Con vuestra alabanza, ensalzar al Señor cuanto puedan que siempre estará más alto, y al ensalzarle redoblen las fuerzas; no se cansen, que nunca será suficiente". (Eclo 43,28-30).